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Domingo 25° del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

VOLVIÓ A SALIR… (MT 20,5).

La imagen del dueño de la viña que sale una y otra vez en busca de trabajadores debe recordarnos la persistencia de la misericordia infinita de Dios. Sale varias veces a lo largo del día, y nos preguntamos si a las 5 de la tarde todavía encuentra a algunos sin oficio, debe ser porque se quedaron en casa para no hacer nada o porque no estaban dispuestos a trabajar. Y no obstante, el dueño —Dios—, los sigue llamando: “Vayan también ustedes a mi viña” (Mt 20,7). Cuando por fin ya no tienen donde esconderse, el día está por terminar y ya no tienen que soportar el calor, entonces van.

La belleza de la parábola se encuentra en que el dueño de la viña decide pagar lo mismo a todos, igual si trabajaron una hora u ocho. Y
comprendemos la queja de los que llegaron temprano; habían trabajado todo el día bajo el sol y piensan que deberían recibir más.
Pero ese no fue el acuerdo, y así se los recuerda el dueño: “¿Y si quiero dar al último lo mismo que a ti?” (20,14).

La parábola es consoladora para los que sufren porque alguien cercano ha abandonado la fe. Nuestro buen Señor insiste en su
llamada, y cuando por fin contestamos, nos da a todos la misma paga: la vida eterna. Alabemos Su misericordia y perseveremos en oración por esas almas que se esconden del Padre amoroso que las busca. Que Dios los bendiga.