(TOMADO DE LA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE EL DISCERNIMIENTO, DURANTE LA AUDIENCIA GENERAL DE LOS MIÉRCOLES, AGOSTO, 2022 A ENERO, 2023).
En esta experiencia podemos notar sobre todo dos aspectos. El primero es el tiempo: es decir, los pensamientos del mundo al principio son atractivos, pero después pierden brillo y dejan vacíos, descontentos, te dejan así, una cosa vacía. Los pensamientos de Dios, al contrario, suscitan al principio una cierta resistencia, pero cuando se les acoge traen una paz desconocida, que dura mucho tiempo.
Aparece entonces el otro aspecto: el punto de llegada de los pensamientos. Al principio la situación no parece tan clara. Hay un desarrollo del discernimiento: por ejemplo, entendemos qué es el bien para nosotros no de forma abstracta, general, sino en el recorrido de nuestra vida.
El discernimiento no es una especie de oráculo o de fatalismo o algo de laboratorio, como echar a suertes dos posibilidades. Las grandes preguntas surgen cuando en la vida hemos hecho un tramo de camino, y es a ese recorrido que debemos volver para entender qué estamos buscando.
Hay una aparente casualidad en los acontecimientos de la vida: todo parece nacer de un banal contratiempo…Un contratiempo que, sin embargo, encierra un posible punto de inflexión….Dios trabaja a través de los eventos no programables, ese por casualidad, por casualidad me ha sucedido esto, por casualidad he visto a esta persona, por casualidad he visto esta película, no estaba programado, pero Dios trabaja a través de los eventos no programables, y también en los contratiempos.
El discernimiento es la ayuda para reconocer las señales con las cuales el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso desagradables…. Que el Señor nos ayude a sentir nuestro corazón y a ver cuándo es Él quien actúa y cuándo no es Él y es otra cosa.