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El Triduo Pascual

Papa Benedicto XVI, Audiencia General , 31 de marzo, 2010 ESTAMOS VIVIENDO los días santos que nos invitan a meditar los acontecimientos centrales de nuestra redención, el núcleo esencial de nuestra fe. ...[en] el Triduo pascual, fulcro de todo el año litúrgico, estamos llamados al silencio y a la oración para contemplar el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor. [El Jueves Santo] celebraremos el momento de la institución de la Eucaristía.... [B]ajo las especies del pan y del vino, [el Señor] se hace presente de modo real con su cuerpo entregado y con su sangre derramada como sacrificio de la Nueva Alianza. El Viernes Santo haremos memoria de la pasión y de la muerte del Señor. Jesús quiso ofrecer su vida como sacrificio para el perdón de los pecados de la humanidad, eligiendo para ese fin la muerte más cruel y humillante: la crucifixión. El Sábado Santo se caracteriza por un gran silencio.... En la noche del Sábado Santo, durante la solemne Vigilia pascual, "madre de todas las vigilias", ese silencio se rompe con el canto del Aleluya, que anuncia la resurrección de Cristo y proclama la victoria de la luz sobre las tinieblas. [D]ispongámonos a vivir intensamente este Triduo sacro ya inminente, para estar cada vez más profundamente insertados en el misterio de Cristo muerto y resucitado por nosotros.
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Nuestros hermosos vitrales

Nuestros hermosos vitrales

El proyecto para la restauración y protección de nuestros hermosos vitrales continúa. Se ha determinado que es necesario realizar obras adicionales, por lo que el costo asciende a $200,000 aproximadamente. Ayúdenos a restaurarlos a su belleza original, para que el nombre del Señor sea alabado desde la salida del sol hasta el ocaso (Salmo 113).  Visite nuestra página web para contribuir.
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El Papa habla sobre… el DISCERNIMIENTO

(TOMADO DE LA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE EL DISCERNIMIENTO, DURANTE LA AUDIENCIA GENERAL DE LOS MIÉRCOLES, AGOSTO 2022 A ENERO 2023). Después de la oración y el conocimiento de sí, es decir rezar y conocerse a uno mismo, hoy quisiera hablar de otro “ingrediente”, por así decir, indispensable: hoy quisiera hablar del deseo…¿Este conocimiento de qué tipo es? Los maestros espirituales lo indican con el término “deseo”, que, en la raíz, es una nostalgia de plenitud que no encuentra nunca plena satisfacción, y es el signo de la presencia de Dios en nosotros. Un deseo sincero sabe tocar en profundidad las cuerdas de nuestro ser, por eso no se apaga frente a las dificultades o a los contratiempos…El deseo te hace fuerte, valiente, te hace ir adelante siempre porque tú quieres llegar a eso: “Yo deseo eso”. A menudo es precisamente el deseo lo que marca la diferencia entre un proyecto exitoso, coherente y duradero, y las mil ambiciones y los tantos buenos propósitos de los que, como se dice, “está empedrado el infierno”: “Sí, yo quisiera, yo quisiera, yo quisiera…” pero no haces nada. La época en la que vivimos parece favorecer la máxima libertad de elección, pero al mismo tiempo atrofia el deseo —quieres satisfacerte continuamente—, que queda reducido a las ganas del momento. Y debemos estar atentos a no atrofiar el deseo. Muchas personas sufren porque no saben qué quieren hacer con su vida; probablemente nunca han tomado contacto con su deseo profundo…De aquí el riesgo de trascurrir la existencia entre intentos y expedientes de diversa índole, sin llegar nunca a ningún lado, o desperdiciando oportunidades valiosas…[Pidamos al Señor] que nos ayude a conocer el deseo profundo de Él, que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón…Es una gracia inmensa, que está en la base de todas las demás: consentir al Señor, como en el Evangelio, de hacer milagros por nosotros.
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El Papa habla sobre… el DISCERNIMIENTO

(TOMADO DE LA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE EL DISCERNIMIENTO, DURANTE LA AUDIENCIA GENERAL DE LOS MIÉRCOLES, AGOSTO 2022 A ENERO 2023). Un buen discernimiento requiere también el conocimiento de uno mismo. Conocerse a sí mismo. Y esto no es fácil. El discernimiento de hecho involucra a nuestras facultades humanas: la memoria, el intelecto, la voluntad, los afectos. A menudo no sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficiente, y así no sabemos qué queremos realmente. Conocerse a uno mismo no es difícil, pero es fatigoso: implica un paciente trabajo de excavación interior. Requiere la capacidad de detenerse, de “apagar el piloto automático”, para adquirir conciencia sobre nuestra forma de hacer, sobre los sentimientos que nos habitan, sobre los pensamientos recurrentes que nos condicionan, y a menudo sin darnos cuenta. Requiere también distinguir entre las emociones y las facultades espirituales. “Siento” no es lo mismo que “estoy convencido”; “tengo ganas de” no es lo mismos que “quiero”. Así se llega a reconocer que la mirada que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad a veces está un poco distorsionada. ¡Darse cuenta de esto es una gracia! Por esto, queridos hermanos y hermanas, es importante conocerse, conocer las contraseñas de nuestro corazón, aquello a lo que somos más sensibles, para protegernos de quien se presenta con palabras persuasivas para manipularnos, pero también para reconocer lo que es realmente importante para nosotros, distinguiéndolo de las modas del momento o de eslóganes llamativos y superficiales. Una ayuda para esto es el examen de conciencia,… Examen de conciencia general de la jornada: ¿qué ha sucedido en mi corazón en este día? “Han pasado muchas cosas…”. ¿Cuáles? ¿Por qué? ¿Qué huellas dejaron en el corazón? Hacer el examen de conciencia, es decir, la buena costumbre de releer con calma lo que sucede en nuestra jornada, aprendiendo a notar en las valoraciones y en las decisiones aquello a lo que damos más importancia, qué buscamos y por qué, y qué hemos encontrado al final. Sobre todo aprendiendo a reconocer qué sacia mi corazón.
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El Papa habla sobre… el DISCERNIMIENTO

(TOMADO DE LA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE EL DISCERNIMIENTO, DURANTE LA AUDIENCIA GENERAL DE LOS MIÉRCOLES, AGOSTO 2022 A ENERO 2023). Para discernir es necesario estar en un ambiente, en un estado de oración. La oración es una ayuda indispensable para el discernimiento espiritual, sobre todo cuando involucra a los afectos, consintiendo dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, entrar en intimidad con el Señor, con una espontaneidad afectuosa…. Esta familiaridad vence el miedo o la duda de que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que … vuelve el corazón inquieto e inseguro o amargo. El discernimiento no pretende una certeza absoluta —no es químicamente un método puro, no, pretende una certeza absoluta—, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica... Querríamos saber con precisión qué hay que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia. Discernir qué sucede dentro de nosotros no es fácil, porque las apariencias engañan, pero la familiaridad con Dios puede disolver suavemente dudas y temores, haciendo nuestra vida cada vez más receptiva a su «amable luz», según la bonita expresión de san John Henry Newman…Pidamos esta gracia: vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo (cf. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 53). Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro amigo, nuestro amigo más grande, nuestro amigo fiel, que no chantajea, sobre todo que no nos abandona nunca, tampoco cuando nos alejamos de Él.
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